(Castellano) La Promesa de Ocupa

ORIGINAL LANGUAGES, 24 Oct 2011

Socialist Worker, Editorial – TRANSCEND Media Service

Un movimiento comenzado por algunos cientos en Nueva York está transformando el debate político en todo el mundo–y sentando las bases de las luchas por venir.

OCUPA ES el movimiento de una nueva generación–pero también es la voz del pueblo obrero, de todas las edades, harto del incesante descenso de su calidad de vida y del aumento de la desigualdad económica.

Y a medida que cobra impulso, el movimiento muestra que tenemos el poder para resistir los interminables ataques sobre nosotros–y que podemos ganar.

Después de la masiva protesta del 15 de octubre en Manhattan–con unas 100.000 personas siendo parte del día internacional de acción que involucró a alrededor de 1 millón en todo el mundo–es obvio, si ya no lo fuera, que el movimiento Ocupa ha profundizado sus raíces sociales y ampliado su base más allá de la lucha que se inició cuatro semanas atrás.

Incluso el New York Times–normalmente desdeñoso de los movimientos sociales, si no los ignora por completo–tuvo que reconocer lo que estaba ocurriendo. “Mientras los manifestantes parecen unidos en el sentimiento de que el sistema está en su contra, con las reglas escritas para beneficiar a los ricos y los conectados, ellos también están enojados por problemas más cercanos”, escribió el Times.

Ciertamente, las quejas de la gente trabajadora en EE.UU. se han estado apilando, no sólo desde la crisis económica del 2008, sino por décadas. La Radio Pública Nacional, que ignoró Ocupa Wall Street durante sus dos primeras semanas, se vio obligada a reconocer la importancia de las demandas en una nota que señalaba que los salarios en EE.UU. han estado estancados por 38 años.

Es por esto que el movimiento Ocupa agarró fuego. Un grupo de unas 500 personas estableció un primer campamento en el Parque Zuccotti, cerca de Wall Street, decidido a arrojar luz sobre la codicia y la corrupción del “uno por ciento”. Luego vino la brutalidad de la policía de Nueva York–con aerosol en mano sobre los rostros de los pacíficos manifestantes y el arresto masivo sobre el Puente Brooklyn.

Pero la chispa encendió porque había paja seca en todas partes. Agregado a la turbulencia en los mercados financieros mundiales en agosto, y a las noticias de la desaceleración del crecimiento económico, las condiciones estuvieron maduras para que el movimiento Ocupa se expandiera.

La lucha no llegó de la nada, por supuesto. Fue inspirada en parte por la revolución egipcia, con sus masivas movilizaciones en la Plaza Tahrir, y por los “indignados” en de España y Grecia, donde masas de jóvenes acamparon en las plazas públicas. Durante el pasado invierno en EE.UU., ocurrió la ocupación del Capitolio en Wisconsin, liderada por el movimiento laboral, en contra de un gobernador republicano antisindical y contra los salvajes recortes al gasto social.

Ocupa Wall Street pronto demostró que podía suscitar el mismo tipo de solidaridad vista en Wisconsin. Una gran marcha obrera en octubre 5, con algunos de los mayores sindicatos de Nueva York involucrados, mostró que Ocupa Wall Street no era la acción de un grupo marginal, como los medios corporativos lo retrataron, sino un movimiento den la clase obrera, animado por los jóvenes, y apelando al apoyo de millones de personas.

Grupos Ocupa, que estaban siendo planeados por semanas, despegaron de un golpe en Boston, Los Ángeles y otras ciudades, mientras que otros surgieron de la noche a la mañana. Un nuevo movimiento social había emergido.

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LOS ENEMIGOS del movimiento Ocupa–e incluso algunos de sus autoproclamados aliados–reprochan a los activistas por su supuesta falta de demandas.

Pero esto es un desatino. Como en Wisconsin, el mero acto de ocupar un espacio público y la auto-afirmación de la libertad de palabra fue un poderoso imán para los que se habían sentido aislados e impotentes por el impacto de la recesión y sus consecuencias.

Repentinamente, los que se unieron a las ocupaciones pudieron sacudir de su mente la idea de que fue su propia mala suerte o sus pobres decisiones las que los dejaron sin empleo, con su hipoteca impaga, o sin seguro de salud. El movimiento Ocupa lo clarificó, los principales responsables de estos males sociales son los súper-ricos–el 1 por ciento–junto a los políticos y burócratas que cumplen sus órdenes.

Las ocupaciones se han convertido en centros de educación política, con discusiones que rutinariamente abordan temas que van desde el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, a quiénes son la clase dominante local en las diferentes ciudades, al papel que juega la igualdad LGBT en la lucha. Gente nueva al activismo y veteranos han acudido a los debates que reviven la historia oculta de la lucha de clases y la política obrera que siempre han sido centrales para el progreso de los trabajadores en EE.UU.

Pero las ocupaciones no son sólo centros de debate. Los activistas de Ocupa Wall Street, por ejemplo, han organizado actos solidarios con luchas laborales, incluida la lucha de los trabajadores de la casa de subastas Sotheby ‘s. Otros activistas protestaron contra la subasta de una vivienda hipotecada. Y alrededor del país, el movimiento Ocupa contribuyó en número y energía a las manifestaciones por el décimo aniversario de la invasión de Afganistán.

Al proveer un espacio para el debate, la estrategia y la organización, las ocupaciones han sido capaces de servir como un puente hacia el activismo para personas que nunca antes habían participado en la política.

Aquellos que son atraídos por el mensaje del movimiento Ocupa de oposición a la avaricia corporativa y al dominio político de las grandes empresas pueden ahora encontrarse y trabajar juntos por intereses comunes. Los numerosos debates–de cómo lidiar con la policía, acerca la naturaleza del capitalismo, etc.–están forjando redes de activistas jóvenes que serán centrales a las muchas luchas por delante.

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EN RESUMEN, Ocupa está ayudando a construir una nueva izquierda en una escala no vista en EE.UU. en los últimos 40 años–una arraigada en la clase obrera. Zack Pattin, un estibador de 25 años, de Tacoma, Washington, acampando en Ocupa Seattle, resume así esta dinámica:

Esta es una de las cosas más asombrosas que he visto… [E]sto es exactamente el tipo de cosa que necesitamos para revitalizar el movimiento obrero. Es un movimiento abierto, que tiene un amplio atractivo, y está pasando políticas radicales a los diferentes sectores del 99 por ciento. Es absolutamente crucial que la clase obrera, los trabajadores pobres y los desempleados participen y alcen su voz para dar forma a este movimiento. Yo sólo veo esto creciendo desde aquí.

Hay muchos de desafíos por delante. Una de las cuestiones más importantes en este momento, por ejemplo, es cómo hacer frente a los esfuerzos de la policía por disolver los campamentos. Además están los políticos de dos caras democráticos–de Barack Obama hacia abajo– que hacen señas de simpatía al movimiento Ocupa, mientras se quedan con las contribuciones que Wall Street ha hecho a sus campañas electorales.

En general, los activistas de Ocupa en cada ciudad tendrán que confrontarse a preguntas de sobre cómo mantener el movimiento y profundizar sus raíces en las luchas obreras locales, de organizar sindicatos, detener ejecuciones hipotecarias, y protestar la racista brutalidad policíaca.

Pero pase lo que pase, Ocupa ya ha cambiado los puntos de referencia de la política estadounidense. Ya no puede el odio del favorito empresarial, el Partido del Té, decir que habla en nombre de la mayoría descontenta. El pueblo obrero está encontrando su propia voz política–y ya no permanecerá callado.

Por eso es tan importante que todos los que apoyan el movimiento Ocupa participen activamente–y construyan la resistencia.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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