(Castellano) Pedagogía de la Catástrofe – Depresión

ORIGINAL LANGUAGES, 1 Apr 2013

Stefano Caserini & Enrico Euli - TRANSCEND Media Service

“Esperemos que no se trate de llegar a la extinción bien informados…
pero recogemos la invitación a imaginar otros mundos posibles”.
— Luca Mercalli

Depresión

Ni carne ni pescado, mi angustia no decresce.
Uiuiuiu uiuiuiu
Estoy solo como un pez  mi angustia no decresce.
— Elio e le storie tese, Ne’ carne Ne’ pesce)

La depresión generalmente se identifica como un estado patológico, de enfermedad, en el lenguaje común es también el estado del perdedor, de quien no lo ha logrado, del “gafe” diría un joven diputado italiano.

Los mercados están deprimidos, los precios de las acciones están deprimidos, cuando reina el pesimismo y las ganancias fáciles no son posibles para el deleite de homo economicus.

En la psicología dinámica, una posición depresiva no es estar deprimido, es aceptar ser parte del problema y no sólo parte de la solución, aceptar que el bien y el mal en nuestras acciones están entrelazados y no pueden ser prescindidos, eliminado.

Cuando la madre está ausente y el seno desaparece a su deseo irrefrenable de  leche y tetas (una catástrofe, al menos para él), el niño, de acuerdo con Melanie Klein, puede reaccionar de dos maneras.

La primera es asumir una posición esquizo-paranoide: crear dos personificaciones, seno bueno y seno malo, que no pertenecen a la madre, amando el primero (que hacen el bien) y odiando al segundo (que hace el mal). Las ventajas son que no se deprime, se mantiene activo, no debe elaborar el dolor que se referiría a sí mismo y su relación primaria, sino a un mal externo, contra el cual actuar.

La segunda forma es que el niño pueda tener una reacción depresiva: inconscientemente, acepta que la misma madre pueda estar y no estar allí, y que esto no es siempre en relación con sus deseos y en sintonía con su tiempo, asumir el riesgo de melancolía depresiva, pero también de la creatividad posible que pueda derivar de esto.

Por analogía, se puede empezar con esta dualidad de la actitud de replanteamiento de la humanidad adulta antes de la catástrofe, que se remonta a dos pautas inconscientes.

En la primera, que ahora es la tendencia mayoritaria y dominante, se exalta la tendencia a la remoción y a la negación, y también a la “creación de monstruos” (complots, espectacularizaciones, proyecciones sobre la naturaleza cruel…). Por lo tanto, de-responsabilización, delegar a pro-curadores, buscar un culpable y los untores, en espera de un plan de salvación, la esperanza de que el Bien triunfe sobre el Mal, violencia defensiva (con buenas intenciones), fatalismo. Como ya señaló Giacomo Leopardi en su Zibaldone, es una actitud muy común:

“En una situación de  peligro común, los seres humanos se deleitan en escuchar el canto de los demás, en verlos haciendo sus tareas habituales, tal que consideren que no hay peligro, y por tanto  nada provoca el abandono de sus tareas ordinarias, o de lo que harían si no hubiese peligro alguno … “.

En la segunda inconsciente orientación, que ahora está creciendo, pero aún está representada por una pequeña minoría, prima la tendencia a la explicitación, al reconocimiento de los efectos negativos en acto, al auto-responsabilización.

En esta orientación se corre el riesgo de llegar a la desesperación absoluta y total, con el consiguiente riesgo de depresión profunda, existencial y motivada, con una sensación paralizante de la impotencia y la inacción. Pero hay también el redescubrimiento de las propias limitaciones, del hecho de no ser indispensables,  de la in-disposición a actuar y cooperar con las visiones del mundo dominantes, el descubrimiento de nuevas preguntas y nuevas elaboraciones creativas.

Hasta la fecha, la primera via, la que niega de forma esquizo-paranoide, fue experimentada   un largo tiempo por  la información, la cultura y la educación (por no hablar de la economía, la política y la religión) y llevó a la crisis actual.

La via de la elaboración depresiva, sin embargo, sigue siendo en gran medida a ensayar: podría surgir si los medios de comunicación y agentes culturales, la psicología y las humanidades ayudaran a las personas y a las empresas a aceptar la catástrofe, con sus riesgos extremos , y también con sus perspectivas de  claridad y  evolución.

Una especie de política de la depresión, según lo propuesto por James Hillman:

“La depresión como un acto político. Usted y yo sufrimos a diario el impulso incontrolable de comprar y gastar y vivir rápido … La depresión es la única manera de poner fin a todo esto. La depresión económica y psicológica. Por lo tanto, trate de suponer que su depresión y la mía sean  actos políticos de  rebelión. Trate de suponer que la psique está diciendo NO. No quiero  esta aceleración. No voy a comprar nada. Mis piernas no se quieren mover. No me importa. Ahora estoy aquí en la cama y pienso en el pasado … “

Una de las razones  del éxito de las posiciones de remoción y negación es su comodidad, en su poder reconfortante a  favor de la negación del sentido del límite carácteristico de la sociedad contemporánea. No querer reconocer la crisis actual (de los recursos, el clima, las burbujas especulativas) está relacionado a no querer reconocer la locura del continuo crecimiento de la producción y el consumo sobre el que nuestro sistema económico se basa. La falta de sentido de los cuales tenemos señales de advertencia, pero que implica un nivel más profundo de nuestra vida, ya que se trata de redefinir los límites de las expectativas humanas.

Algunos estudiosos han analizado en profundidad el mito del crecimiento ilimitado, el rechazo de nuestra sociedad a un límite global. Luigi Zoja ha demostrado de una manera admirable como la ansiedad acerca de los límites del desarrollo no es sólo un problema técnico, sino que implica un nivel más profundo, un tormento y una culpa, mucho más antiguos, que data desde el origen de nuestra civilización. El problema de los límites para el desarrollo es una cuestión esencialmente psicológica: “Nuestra civilización se cree inmortal, pero tal vez es simplemente carece de un sentido consciente de  limitación”.

La necesidad de una cultura de la depresión, una reflexión profunda, lenta, tranquila e introvertida, de acuerdo con Luigi Zoja también debe ser la base de una sociedad madura que hace las paces con sus limitaciones:

“Los obstáculos impuestos por el límite general a las políticas expansivas deben elaborarse en primer lugar psicológicamente, e implican momentos de retraimiento y de depresión: Estos son los signos visibles de la confrontación con la culpa, cuando se reconoce como interna al sujeto. Sólo la aparición de esta actitud introspectiva (no sólo de la racional autocrítica) y sufrida puede invertir la gravedad del obstáculo externo en recursos psicológicos, fomentando formas renuncia espontánea a la expansión.

Un pensamiento tan simple – la necesidad de un límite, de punto de parada – parece inconcebible para la mente de hoy. Por este motivo se nos presenta en forma pre-lógica. No es como el pensamiento, sino como un sentimiento oscuro. Sobre todo, como sensación de culpa  poco definida. Si nos limitamos a los medios de comunicación mejores, encontraremos estudios que se preguntan porque el producto interno anual de  la Unión Europea haya caído de un 3, 2 o 1 por ciento. No artículos que se pregunten si realmente necesitamos que el producto aumente de manera constante. “

Para profundizar:

Borgna E.(2011), La solitudine dell’anima, Feltrinelli, Milano

Borgna E.-Bonomi A (2011), Elogio della depressione, Einaudi, Torino

Cassano F. (2003), Oltre il nulla, Laterza, Bari

Hillman J. (2002), Il potere, RCS, Milano

Klein M. (2006), Scritti (1921/1958), Bollati Boringhieri, Torino

Klibansky R.,  Panofsky E, Saxl F. (1983), Saturno e la melanconia, Einaudi, Torino.

Zoja L. (2003), Storia dell’arroganza, Moretti&Vitali, Bergamo    

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Catástrofe, colapso, quiebra, rescate: palabras que cada día nos repiten los medios informativos. ¿Lo hacen sólo para llamar la atención, puesto que nada vende mejor que el miedo? ¿O tal vez es que algo falla en el relato de nuestro “imparable progreso”?

Este libro es un kit de supervivencia —tan brillante en la escritura como sombrío en los contenidos— para no perder la orientación en medio de la profunda crisis que vivimos y para podernos explicar el presente. Conscientes que las señales del clima que cambía y las crisis financieras recurrentes son los primeros indicios de una catástrofe que ya ha empezado, aunque tal vez no asumida, rechazada a causa del miedo o de las inercias, pero no por eso menos real.

Una “pedagogía de las catástrofes” que nos ayude para asumir una actitud de mayor resiliencia y eficacia práctica. Un glosario para rastrear las palabras clave del presente, desde Apocalipsis hasta Ziga-zaga, y para mirar hacia el futuro, intentando imaginar lo que vendrá después, lo nuevo. Con un epílogo de Luca Mercalli.

Stefano Caserini es un estudioso de clima y contaminación, y es docente de Mitigación de los Cambios Climáticos al Politécnico de Milán. Es fundador del blog www.climalteranti.it.  Autor de artículos y libros, entre otros “A qualcuno piace caldo” (Ed. Ambiente).

Enrico Euli es investigador y profesor de Metodologías del Juego a la Universidad de Cagliari (Cerdeña). Sigue (y es perseguido por) las catástrofes, por lo menos desde la publicación de uno de los libros del que es autor: “Casca il mondo” (Ed. La Meridiana).

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One Response to “(Castellano) Pedagogía de la Catástrofe – Depresión”

  1. Marta Pastor says:

    Claro y conciso. Muchas gracias. Besos!