(Castellano) Los Bienes Comunes y la Defensa de lo Público

ORIGINAL LANGUAGES, 1 Dec 2014

Marina Sitrin – TeleSur

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¿Se puede pasar de lo público a los comunes a través del Estado?

El lenguaje de los Comunes es cada vez más utilizado por los autonomistas y Estados socialistas por igual. Esto me parece a la vez emocionante y potencialmente unificador, en la medida que diversas posturas encuentran un terreno común, así como desconcertante. Experimenté un ejemplo reciente de estas dos cosas en una reunión sobre la lucha de los Comunes en Europa. Uno de los debates que surgieron, y que quedó abierto, fue la diferencia entre el bien común y el público, y más concretamente la cuestión de si la defensa de la población podría ser visto como una parte de la creación y profundización de los comunes.

Por comunes me refiero a los conceptos desarrollados por Peter Linebaugh, Silvia Federici y Massimo De Angelis, entre otros. De Angelis, un erudito, activista y editor de The Commoner.org escribe, “los Comunes sugieren alternativas, medios no mercantilizados para cumplir con las necesidades sociales, por ejemplo, obtener riqueza social y organizar la producción social.  Los comunes se crean y son necesariamente sostenidos por las comunidades, es decir, por las redes sociales de ayuda mutua, la solidaridad y las prácticas de intercambio humano que no se reducen a la forma de mercado. El “lugar” de estas redes no necesita estar atado a la localidad, pues las comunidades pueden operar tanto localmente como a través de locales-trans. Además, como nuestros movimientos han demostrado, las comunidades no pueden ser separadas de las prácticas de aprendizaje de la democracia directa, horizontalidad, participación y la inclusión que es el poder de decidir cuáles son los objetivos y las modalidades de producción social”.

El encuentro en el que participé fue patrocinado en parte por la Red de Transformación en Francia, con el apoyo de co-organización de un organizador independiente de la persuasión autonomista. La rúbrica fue “Comunes” así que todos hablamos sobre nuestras experiencias de movimiento y de proyectos con esta visión e idea en mente. Los organizadores de Transformación reunieron a un buen número de socialistas y gente que viene desde una perspectiva de partido o sindicato, todos con una crítica a la burocracia y mirando hacia nuevas formas de organización – junto con otras dos docenas de personas que vienen de las nuevas prácticas y movimientos, de los Plenos de Bosnia a los 15M y de los movimientos de defensa de la vivienda a través de toda Europa, todos en general, sin tener al estado, al partido o al sindicato como el punto de partida de la organización para el cambio.

Una de las mayores áreas de debate teórico y práctico fue la cuestión de la diferencia en la defensa de los ciudadanos, es decir, los servicios y los espacios en la esfera pública controlada por los gobiernos, tales como parques, cuidado de la salud, educación, etc. y la defensa y construcción de la bienes comunes. Por ejemplo, un número de personas que habló sobre la necesidad de defender el cuidado de la salud como un derecho y como algo que debe seguir siendo público y no privado. No fue hasta que una persona de Grecia habló sobre las formas alternativas que ellos están concibiendo y practicando el cuidado de la salud, que la conversación de la atención de la salud como un bien común se tocó de una manera concreta. La mujer de Grecia que habló lo hizo desde la posición de haber participado en una de las treinta clínicas solidarias desarrolladas en los últimos siete años. Ella habló de cómo las clínicas no sólo proporcionan atención médica gratuita a los que han perdido el acceso, pero la forma diferente que tienen de pensar acerca de la salud y su atención – basándola en asambleas horizontales, rompiendo las jerarquías entre los pacientes y los profesionales de la medicina, y ver la salud como una cuestión global, no una suma de partes del cuerpo. Todas las decisiones relacionadas con el funcionamiento de las clínicas se hacen mediante asambleas, compuestas por aquellos que trabajan como voluntarios en las clínicas y si se desea, por los que reciben la atención médica. Esta explicación sobre la atención de la salud y otras opiniones entraron en el ámbito de los comunes. Uno de los retos que se enfrentan en la actualidad es que el Estado griego ahora puede ofrecer atención de salud libre de costo. Si esto sucede, las clínicas tendrán que decidir si van a continuar funcionando como lo hacen ahora – en sentido horizontal y como bienes comunes – o si van a defender la idea de convertirse en públicas y cambian su forma de organización. Hay una próxima asamblea de las redes de clínicas para decidir este punto. La pregunta que entonces surge es, ¿dónde el común y el público se encuentran y cómo defendemos al uno mientras construimos al otro? ¿Es contradictorio defender al público, mientras se desea el común? ¿Será esto posible en el caso de las Clínicas de Solidaridad en Grecia?

Otro ejemplo citado por los participantes fue el de dos diferentes lugares de trabajo, en Italia, recuperados, RiMaflow en las afueras de Milán y Officine Zero en Roma. Ambos, lugares de trabajo abandonados por el antiguo propietario, tomados por los trabajadores y la comunidad y funcionando en producción colectiva. Estas experiencias son claramente más apegadas a la línea de los comunes, ya que no hay una demanda para crear más puestos de trabajo por parte del Estado o gobierno o de poner los lugares de trabajo bajo control nacional, pero en cambio, los trabajadores junto con la gente en las comunidades de los alrededores (no necesariamente comunidades políticas pre-organizadas, sino más bien aquellas personas que apoyan a los lugares de trabajo se conviertan en comunidades políticas) están poniendo las fábricas nuevamente en producción. No sólo han puesto los lugares de trabajo bajo control de los trabajadores, mediante asambleas horizontales y distribución igualitaria de la remuneración, pero han cambiado la producción a productos más ecológicos, como la restauración de electrónicos (lavadoras, computadoras, etc.) en lugar de la producción de piezas de automóviles, como en el caso de RiMaflow. Una pregunta y el debate en relación con los lugares de trabajo recuperados, como se plantea aquí, así como en general, es si es útil que el Estado ofrezca ponerlos bajo control nacional, como es el caso de FaSinPat (ex Zanon) en Argentina. Una vez más la cuestión del control sobre la toma de la decisión final está en primer plano. ¿Puede algo ser administrado por un colectivo y aún estar bajo control del Estado al mismo tiempo y todavía ser considerado un común?

Los casos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (Plataforma de Afectados por las Hipotecas – PAH) y Ganemos de España, los dos parte del 15M, fueron discutidos por los participantes en estos movimientos y cada uno planteó aún más preguntas sobre lo público y los bienes comunes. La HAP es una red de más de 260 grupos de personas directamente afectadas por la crisis de las hipotecas que se defienden unos a otros, contra los desalojos, mediante acciones directas y organización de asambleas. Mientras que el 15M fue un movimiento que comenzó unos años antes y fue la chispa que encendió lo que ahora es un movimiento masivo y de la red. La PAH ya no sólo defiende a la gente del desalojo, también se ha apoderado de casas, edificios y en algunos casos muchos edificios adyacentes, creando hogares no para cientos sino miles de familias. Este es un caso claro de la creación de bienes comunes – algo que debería ser para todos y, literalmente, rompe las paredes que los limitan. También se organizan en asambleas horizontales, donde cada persona afectada tiene el mismo peso en, qué y cómo hacerlo. El desafío surge con el hecho de que hay algunos en la HAP que están participando en Ganemos, el partido político de izquierda de reciente formación. Mediante la búsqueda de soluciones electorales, particularmente en lo relativo a la vivienda, el movimiento está tomando entonces lo que están creando como bienes comunes y pidiendo que se conviertan en bienes públicos, o por lo menos defendidos por los gobiernos locales y nacionales como algo público. ¿Es esto posible? ¿Puede un común ser defendido por el Estado? ¿Puede ser facilitado por el Estado? Esto es aún más cierto en el movimiento electoral / partido, basado en Madrid, Ganemos, del que también hubo un participante en la conferencia, que sostuvo explícitamente la necesidad de no sólo defender lo público, sino hacerse cargo de las instituciones que existen a fin de hacerlas públicas. No estaba claro cómo al hacerse cargo de las instituciones y hacerlas públicas, estas se convertirían en bienes comunes, a pesar de que esa era la posición que se estaba argumentado.

Para mí, esto nos lleva al corazón de las preguntas. ¿Se puede pasar de lo público a lo común a través del estado? En esta conferencia las respuestas en general cayeron a lo largo de dos líneas, la de los grupos socialistas más tradicionales que todavía veían al Estado como el medio para defender lo público e incluso a lo que se estaban refiriendo a como bienes comunes. Mientras que muchos, aunque no todos, provenientes de los movimientos más recientes, como las recuperaciones, las clínicas de salud autónomas y los sitios de los jardines comunitarios de educación y populares, argumentaron que estos espacios que se están desarrollando deben permanecer autónomos con el fin de ampliarse y conectarse unos con otros. El argumento es también que si han de convertirse en públicos, entonces la cuestión de los cambios de control y la innovación queda de lado, ya que son entonces controlados por las viejas formas estatales y burocráticas.

La reunión terminó con esto como una pregunta abierta. Para mí son dos cosas diferentes. Hay que defender lo público, pero sólo como medida de emergencia, debemos hacernos cargo de los servicios y espacios que son públicos y privados y colectivamente crear bienes comunes, manejados de forma sustancialmente diferente, tanto en forma como en contenido. Al mismo tiempo tenemos que crear bienes comunes y en comunión con todo el mundo que podamos, ampliando estas prácticas, uniéndolas, y creando algo más – algo diferente – no algo que una vez más caiga en las manos administrativas y políticas del estado.

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