(Castellano) Profesores e Investigadores del Ámbito de la Comunicación Lanzan un Manifiesto en el Que Reivindican Unos Medios de Comunicación al Servicio de la Paz

ORIGINAL LANGUAGES, 19 Feb 2024

Presentado por Joan Pedro-Carañana – TRANSCEND Media Service

15 Feb 2024 – En pleno recrudecimiento de conflictos bélicos y violaciones de los derechos humanos a nivel global, esta iniciativa, que está abierta a nuevas adhesiones, propone un decálogo dirigido a representantes políticos y de los medios de comunicación, así como una guía de buenas prácticas periodísticas y comunicativas para prevenir el conflicto y fomentar la cultura de paz

Fruto del trabajo conjunto entre profesores e investigadores pertenecientes a la Red de Investigación en Comunicación Comunitaria, Alternativa y Participativa (RICCAP) y la Unión Latina de Economía Política de la Comunicación, la Información y la Cultura–España (ULEPICC-España), se acaba de publicar el “Manifiesto por unos Medios de Comunicación de Paz en el siglo XXI”.

Los firmantes apelan la comunidad académica, profesionales de la comunicación y el periodismo, medios, asociaciones, instituciones y toda persona que comparta sus principios y propuestas a sumarse a la iniciativa a través de la web https://comunicacionypaz.org, donde se puede encontrar el manifiesto completo y un formulario para adherirse.

El contenido de dicho manifiesto urge a medios de comunicación y representantes políticos a cuidar las representaciones que se ofrecen de los conflictos y a dar pasos firmes para actualizar el sistema de medios en beneficio de su resolución pacífica y justa. Asimismo, anima a la comunidad académica y la ciudadanía a implicarse en los procesos de paz desde la colaboración y la participación democrática, entendiendo la paz en un sentido amplio, no solo como ausencia de guerra y otros tipos de violencia directa, sino también como justicia comunicativa y ecosocial.

En su texto, los impulsores identifican diversas prácticas que contribuyen a la generación o reproducción de violencias estructurales, como las coberturas mediáticas distractoras que marginan las causas, los contextos y las soluciones. Todo ello en un contexto dominado por grandes medios y empresas tecnológicas que, cómplices del complejo militar industrial, difunden narrativas dominantes sobre el conflicto y la guerra, marginando posiciones críticas favorables a la prevención y resolución.

Frente a esta situación, se propone una profunda reforma del sistema mediático ubicando la comunicación para la paz en su centro. Para ello, se apunta a la puesta en marcha de políticas públicas que garanticen la democratización en el acceso, la producción, la propiedad y la gobernanza de los medios de comunicación, así como la promoción de las condiciones laborales necesarias para garantizar el buen hacer en las prácticas periodísticas y comunicativas. Ante la hegemonía de la comunicación de guerra y conflicto, el texto también subraya la importancia de movimientos sociales y medios independientes, alternativos y comunitarios con organización democrática que comparten narrativas pacificadoras.

El manifiesto hace una llamada a la promoción de buenas prácticas periodísticas y comunicativas para un mejor análisis y cobertura de los conflictos, en favor de un periodismo pausado, contextualizado y comprometido con los derechos humanos y el cuidado del medioambiente. Para tal fin, también incluye una agenda de prioridades que ayuden a impulsar la pluralidad, diversidad, transparencia e independencia de los medios, así como su sostenibilidad económica y la autonomía y seguridad de los y las profesionales. En este sentido, plantea la necesidad de llevar a cabo reformas estructurales que creen las condiciones de libertad e igualdad que son necesarias para poder hacer efectiva una comunicación al servicio de la paz global.

El Manifiesto por unos medios de comunicación de paz en el siglo XXI es un documento vivo, por lo que te animamos a enviar tus sugerencias para fortalecerlo a comunicacionypaz@ulepicc.org.

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Manifiesto por unos Medios de Comunicación de Paz en el siglo XXI

Unión Latina de Economía Política de la Comunicación, la Información y la Cultura–Capítulo España (ULEPICC-España) y Red de Investigación en Comunicación Comunitaria, Alternativa y Participativa (RICCAP).

https://comunicacionypaz.org/es/manifiesto/

Introducción

El manifiesto que a continuación se presenta ha sido consensuado por el capítulo de España de la Unión Latina de Economía Política de la Comunicación, la Información y la Cultura (ULEPICC-España) y la Red de Investigación en Comunicación Comunitaria, Alternativa y Participativa (RICCAP). La iniciativa surge impulsada por las presentaciones y diálogos que se desarrollaron en el marco del VIII Congreso Internacional Comunicación y Paz de ULEPICC-España (Universidad Complutense de Madrid, marzo de 2023) y del II Congreso Internacional de Comunicación y Ciudadanía de RICCAP (Universidad de Extremadura, mayo de 2023). Con él se urge a medios de comunicación y representantes políticos a cuidar los análisis y representaciones que se ofrecen de los conflictos, así como a dar pasos firmes para actualizar el sistema de medios y mejorar su papel en la prevención y resolución pacífica y justa de los conflictos. Asimismo, anima a la comunidad académica y a la ciudadanía a implicarse en los procesos de paz desde la corresponsabilidad y la participación.

A corto plazo, propone una guía de buenas prácticas periodísticas y comunicativas. Si bien la estructura, modelo de negocio y culturas periodísticas dominantes en los medios de comunicación suponen importantes obstáculos para su implementación, animamos a que la profesión  aproveche las oportunidades para avanzar hacia la Comunicación de Paz. A medio plazo, plantea la necesidad de llevar a cabo reformas estructurales que creen las condiciones necesarias para hacer efectiva la Comunicación de Paz de manera sistemática. El manifiesto incluye una agenda de prioridades para favorecer la democratización en el acceso y la producción de los contenidos, así como en la propiedad y la gobernanza de los medios y la comunicación. Para ello, es fundamental alcanzar acuerdos mediante la participación y la solidaridad entre todos los actores implicados en la transición hacia la paz y la justicia social y ambiental. La mejora del sistema de comunicación, junto a la transformación de las estructuras ecosociales y geoestratégicas, redundará no solo en poner frenos a la barbarie organizada de la guerra, sino en el buen convivir de la ciudadanía, la mejora de la autonomía y las condiciones laborales del conjunto de profesionales de la comunicación y el aumento de la credibilidad del periodismo.

El Manifiesto por unos medios de comunicación de paz en el Siglo XXI es un documento vivo, por lo que te animamos enviar tus sugerencias para fortalecerlo a comunicacionypaz@ulepicc.org. Todas las personas, medios, asociaciones, instituciones y grupos de investigación que compartan sus principios y propuestas están invitadas a firmarlo.

Manifiesto

Por una Comunicación de Paz que favorezca la justa transformación de los conflictos y ayude a detener las guerras, a reconstruir las relaciones desde la reconciliación y a crear estructuras sociales y geoestratégicas más igualitarias.

Por una justicia comunicativa que impulse la justicia social y medioambiental mediante la participación colectiva y democrática.

Por la mejora de la calidad del periodismo, de la comunicación y por la radicalización de la democracia.

Frente a las coberturas mediáticas que marginan las causas, los contextos y las soluciones, reproduciendo el conflicto y la violencia estructural.

Frente a los medios que no actúan como contrapoder sino como cómplices del complejo militar-industrial al servicio de las estructuras de poder dominantes.

Frente a la aparición o prolongación de conflictos bélicos que se nos presentan como irresolubles…

Este Manifiesto urge a medios de comunicación y a responsables mediáticos y políticos a:

(1) Procurar un diagnóstico profundo y contextualizado de los matices, las raíces, los resultados y las responsabilidades de cualquier conflicto, retratando la complejidad de los problemas ecosociales desde sus elementos estructurales.

(2) Impulsar enfoques que incluyan las voces de quienes sufren las consecuencias de los conflictos y que prioricen a los agentes promotores de la transformación y el diálogo.

(3) Apoyar las salidas sociales, negociadas y diplomáticas para la resolución de cualquier conflicto, ofreciendo ejemplos y evidencias prácticas que han resultado exitosas en el pasado.

(4) Realizar un trabajo periodístico preventivo, lento y contextualizado que contribuya a la distensión de los conflictos y priorice las perspectivas de paz, antes, durante y después del estallido de la violencia.

(5) Prevenir la representación negativa y estereotipada de los grupos sociales históricamente marginalizados, trazando una línea roja para evitar coberturas periodísticas abocadas al odio o la discriminación.

(6) Fomentar una comunicación comunitaria y de proximidad para entender las raíces globales de los problemas locales.

(7) Defender y promocionar la consecución de los derechos humanos (y otros derechos emergentes) como criterio de noticiabilidad, evitando discursos legitimadores de los conflictos, así como la falsa objetividad y la falsa equidistancia.

(8) Proporcionar vías para que la ciudadanía y sus organizaciones accedan, participen, o se apropien del sistema de medios de cara a representar sus culturas, derechos, intereses y soluciones de paz y diálogo.

(9) Procurar encuentros entre periodistas, universidades y tercer sector para favorecer el diálogo social y compartir conocimientos sobre los conflictos y las prácticas de paz.

(10) Transformar el marco de seguridad individual desde el discurso belicista  por uno de seguridad positiva y compartida, basado en narrativas restaurativas y valores de participación, igualdad, codependencia y justicia ecosocial.

Consideramos que todas estas son prácticas que los medios pueden empezar a aplicar, en mayor o menor medida, mediante la puesta en marcha de protocolos para identificar sesgos ideológicos y carencias, así como de guías de buenas prácticas que orienten los procesos de producción de contenidos hacia el periodismo y la Comunicación de Paz.

Sin embargo, la producción sistemática de Comunicación de Paz también requiere de reformas estructurales profundas que generen condiciones que permitan a la profesión periodística ser libre de los intereses económicos e ideológicos de los conflictos y las violencias. La historia y el análisis crítico de las coberturas y tratamientos actuales muestran que los grandes medios y empresas tecnológicas tienden a promover las narrativas dominantes sobre el conflicto y la guerra, lo que contribuye a la propaganda interesada de sólo una de las partes y evita las posiciones críticas favorables a su prevención y resolución. Con la popularización de las redes tecnológicas se ha producido una expansión de las noticias falsas y los discursos de odio que, azuzados por la ultraderecha y los negacionismos (científico, climático, de género, etc.), cargan contra los sectores más desfavorecidos y promueven posiciones extremas de confrontación y polarización social y afectiva.

Más allá de la violencia directa, existen desigualdades estructurales, culturales y simbólicas más invisibles, que resultan tan amenazantes como la primera y que muchas veces son desatendidas a favor del actual modelo económico de los medios. La dataficación de la experiencia social y la vigilancia masiva mediante big data son fenómenos fundamentales de violencia que, basados en su opacidad, son capaces de influir decididamente en las conductas sociales de acuerdo con los intereses económicos y políticos dominantes. Asimismo, la lógica empresarial de la maximización del beneficio ha llevado a la proliferación del clickbait en los medios privados como modelo de consumo y negocio. Estos fenómenos, centrales en los sistemas de medios actuales, se oponen a la justicia de datos, la transparencia empresarial, la privacidad de los usuarios, la integridad, la ética profesional y las prácticas mediáticas de un auténtico servicio público independiente. La más reciente amenaza proviene del uso acrítico de la inteligencia artificial en el periodismo, en casos como la redacción íntegra de las noticias sin contrastación de fuentes o sesgos de clase, género, cultura o etnia.

Para existir, la paz no solo requiere la ausencia de violencia física, sino también la promoción de ideales de justicia social, económica y medioambiental que contribuyan a erradicar las violencias estructurales. En la coyuntura actual, y alimentadas sobremanera por los conflictos y sus intereses económicos, ideológicos y culturales, se está revelando la enorme amenaza que suponen problemas históricos como las desigualdades de clase, etnia y género, las crisis económicas cronificadas y la emergencia climática.

En este contexto, es igualmente necesario analizar, criticar y mejorar tanto el uso y acceso como el propio impacto de los dispositivos tecnológicos que otorgan soporte material a las comunicaciones en las diferentes fases del sistema económico lineal contemporáneo: extracción, producción, distribución, consumo y generación de residuos. Sin una educación mediática y una concienciación ambiental que favorezcan estructuras y prácticas para un acceso más justo, igualitario y ecosostenible a las tecnologías no será posible fomentar la eliminación de las violencias y los conflictos. En este sentido, es absolutamente necesario abrir una conversación social sobre la actual relación dañina entre tecnología, paz y sostenibilidad medioambiental para pensar alternativas viables.

Asimismo, a partir del análisis crítico del sistema mediático dominante, es imprescindible pensar e implementar políticas públicas que impulsen reformas estructurales que faciliten la democratización en el acceso, la producción, la propiedad y la gobernanza de los medios de comunicación. Ello redundará en beneficio del conjunto de profesionales de la comunicación, su autonomía, condiciones laborales y motivación. Más tiempo, seguridad, incentivos y libertad para informar y comunicar favorecerán el buen hacer periodístico y las prácticas comunicativas que contribuyan a visibilizar las iniciativas de paz y la justicia ecosocial.

Fenómenos impulsados autoritariamente como la guerra, la desigualdad y la polarización, por un lado, y la paz, la diversidad y la construcción de los comunes, por otro, son extremos en una disputa actualmente en curso en la que diferentes intereses se contraponen con una correlación de fuerzas profundamente asimétrica. Solo juntándonos y generando espacios de reflexión, empoderamiento y acción colectivas seremos capaces de inclinar la balanza a favor de la profundización democrática en una sociedad de personas libres e iguales.

En el afán de contribuir a dichos procesos, hoy, como ayer, reflexionamos, compartimos y gritamos el “No a la guerra” y a la agudización de los conflictos. Por eso, ofrecemos nuestra colaboración a los movimientos comprometidos con la paz y la justicia ecosocial. Necesitamos una democracia real, para no tener que gritar “Nunca más”.

Agenda de prioridades

Tras identificar las tendencias dominantes y posibles soluciones, resulta imprescindible establecer una agenda de prioridades para intentar alcanzar acuerdos entre todos los actores implicados en la transición ecosocial y la emancipación. Esta agenda parte de un diagnóstico de todas aquellas relaciones desiguales de poder dentro y fuera de los medios que reproducen la injusticia y limitan las posibilidades de construcción de paz.

Este empeño requiere de abordajes complejos, holísticos y dialécticos que expliquen las diferentes dimensiones del conflicto y la paz, recuperando aprendizajes de campos como la economía política de la comunicación, los estudios sobre propaganda y la comunicación alternativa, participativa y comunitaria.

Resulta prioritario generar espacios de encuentro, debate y reflexión que convoquen a comunidad académica, profesionales de los medios y activistas de los movimientos sociales, la tecnopolítica y el tercer sector de la comunicación. También necesitamos promover espacios académicos con voluntad transformadora, no mercantilizados ni instrumentales. Al mismo tiempo, es necesario apoyar a los medios de comunicación independientes, comunitarios, alternativos y participativos. La promoción de una cultura de paz debe partir de las experiencias vivas y las prácticas comunicativas de actores sociales implicados en la paz y el cambio social. Partimos de una posición realista sobre las dificultades de avanzar en los caminos de la paz, pero identificamos las posibilidades viables de impulsarla pensando la utopía no como quimera, sino como una brújula para guiarnos en la realidad actual.

La Agenda de Comunicación para la Paz que proponemos pasa por impulsar, desde la ciudadanía y las políticas públicas, un sistema de medios de comunicación que:

  1. Se caracterice por la pluralidad de la propiedad frente al oligopolio, con apoyo a los medios del tercer sector y cooperativas de profesionales que estén libres de ataduras económicas y partidistas. La lógica de la maximización del beneficio económico no puede copar la mayor parte del espectro mediático, sino que debe señalarse la responsabilidad social de los medios de comunicación, su valor de servicio público y su potencialidad para favorecer espacios regidos por la lógica del Bien Común.
  2. Se base en una gobernanza democrática no jerárquica que favorezca la igualdad en la toma de decisiones.
  3. Sea sostenible económicamente e incluya diversos modelos de financiación. Es fundamental que las personas profesionales de la comunicación, la universidad y los movimientos sociales se impliquen en la reflexión y propuesta de modelos de financiación alternativos.
  4. Establezca mecanismos adecuados para fortalecer y asegurar la independencia de los medios públicos, de manera que cumplan efectivamente un papel de servicio público renovado y no progubernamental o favorable a las élites. Los medios públicos son del conjunto de la población y deben representar la diversidad social.
  5. Cuente con mecanismos para la rendición de cuentas y la transparencia hacia las audiencias y la sociedad en su conjunto. ¡Libertad con responsabilidad!
  6. Mejore las condiciones laborales y valoración de la profesión de la comunicación, actuando contra la precariedad y promoviendo la seguridad del empleo. ¡Por el rigor periodístico y la salud física y mental!
  7. Aplique estratégicamente las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para transitar hacia la reducción de la jornada laboral y una justa distribución del empleo. No al uso de las TIC para asegurar la disponibilidad permanente, la vigilancia y el control de los trabajadores/as.
  8. Haga un uso medioambientalmente sostenible de las TIC y favorezca la transición hacia el uso de tecnologías más sostenibles. ¡Por la salud del Planeta y quienes habitamos en él!
  9. Asegure la representación justa de la diversidad, para lo que es fundamental que las plantillas y los cargos directivos sean diversos. ¡Igualdad en la diversidad!
  10. Fomente de manera activa una agenda comprometida con los derechos humanos y las relaciones de paz y justicia ecosocial, que tienda puentes para el entendimiento, la educación, la mediación y la convivencia. Para ello, hay que evitar las narrativas dicotómicas y los discursos de odio y garantizar el respeto a las múltiples voces presentes en el mundo, dando la palabra a los colectivos que tradicionalmente permanecen marginados, discriminados u oprimidos. Las soluciones de paz tienen que ser colectivas, realistas, sustentables a largo plazo y debidamente probadas y evaluadas.

Estas medidas estructurales y prácticas comunicativas están orientadas a la distribución del poder mediático y la democratización de las posibilidades de la comunicación mediada para el desarrollo humano y la paz. Hay que ser conscientes de los poderosos obstáculos que presentan los intereses económicos y políticos establecidos, pero no hay lugar para la resignación en un momento en el que el futuro de la humanidad y la habitabilidad en el planeta están en juego. En dicho contexto, cabe apelar a la responsabilidad de los medios de comunicación, pero, ante sus ataduras estructurales, es necesario que la ciudadanía y el conjunto de profesionales de la comunicación vayan más allá y se impliquen en un movimiento amplio por la reforma de los medios, utilizando las brechas en el sistema mediático, creando una comunicación propia y presionando a los poderes públicos para la aprobación de medidas democratizadoras. ¡Por la democracia mediática en conjunción con la democracia económica, ecológica y política real! ¡Aseguremos la Paz!

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Dr. Joan Pedro-Carañana es Profesor Permanente Laboral en el Departamento de Periodismo y Nuevos Medios de la Universidad Complutense de Madrid y coeditor junto a Francisco Sierra-Caballero del libroEl Modelo de Propaganda y el control de los medios’. Él es Doctor en Comunicación, Cambio Social y Desarrollo (UCM) y investiga el papel de la comunicación, la educación y la cultura en los procesos de cambio social. Es co-editor del libro ‘Communicative Justice in the Pluriverse: An International Dialogue’.


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This article originally appeared on Transcend Media Service (TMS) on 19 Feb 2024.

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