(Castellano) ‘La invasió dels bàrbars’: memoria histórica por un futuro libre de fascismo

ORIGINAL LANGUAGES, 1 Dec 2025

Joan Pedro-Carañana, et al. | Contexto y Acción - TRANSCEND Media Service

Fotograma de la película La invasió dels bàrbars (Vicent Monsonís, 2025).

19 de noviembre de 2025 – La película de Vicent Monsonís evidencia la propaganda y las mentiras, tanto del régimen franquista como de los sectores conservadores ya en tiempos de democracia.

La invasió dels bàrbars, dirigida por Vicent Monsonís, es la adaptación cinematográfica de la obra de teatro homónima de Chema Cardeña, estrenada en la Sala Russafa de València en febrero de 2020. La película convocó a un millar de espectadores en su preestreno en los cines Lys de València y llegará a las salas de toda España a partir del 21 de noviembre. El filme entrelaza con valentía dos tramas separadas por 70 años, la historia de la represión en la València de posguerra, y las consecuencias que todavía hoy sufren las víctimas y sus descendientes. Gracias a esta estructura narrativa que sigue el hilo de la historia social y política, la película ayuda a comprender cómo las heridas mal curadas del pasado supuran en la sociedad del presente.

La película está rodada en valenciano, salvo en los momentos en que los personajes son coaccionados a hablar en castellano –recomendamos verla en versión original, pues la expresión en la lengua materna dota a los textos de una mayor capacidad comunicativa y de una inteligencia emocional más afinada; encarna visiones del mundo con mayor concreción y matiz, y contribuye a la diversidad cultural y al reconocimiento de las identidades propias–.

Memoria histórica, esperanza presente

El largometraje aborda dos tramas principales. La primera arranca en 1939 con el inicio de la dictadura

El largometraje aborda dos tramas principales. La primera arranca en 1939 con el inicio de la dictadura, en una celebración fascista en el Ateneo de Valencia y la lucha de Esperança, conservadora del Museo del Prado, involucrada en el salvamento de obras de arte a través de la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico. Para su desgracia, un cuadro de Ulpiano Checa (1887), titulado como el filme, se convierte en objeto de deseo de un matrimonio de la alta burguesía valenciana. Esto dará pie a que altos mandos del ejército franquista coaccionen a Esperança para que entregue el cuadro.

Esta trama documenta el proceso histórico de represión intelectual, cultural y científica, que se produjo nada más comenzar la dictadura de Franco, un hecho que no pasa desapercibido para Esperança, que advierte que la dictadura cimenta su control sobre el pueblo recurriendo tanto a la violencia extrema como a la privación sistemática del conocimiento. Al hilo de este y otros personajes, La invasió dels bàrbars nos presenta todo un entramado de acosos, represiones y chantajes que aún hoy día conforman el trauma de la dictadura, en la que se vulneraron las vidas y la infancia de generaciones enteras.

La segunda trama aborda otro tema incómodo para muchos: la exhumación de fosas comunes en España

La segunda trama aborda otro tema incómodo para muchos: la exhumación de fosas comunes en España. Con una gran sensibilidad y el rigor científico que merece este arduo proceso administrativo y de investigación, que incluye a funcionarios, paleontólogos y forenses, se nos acerca al lado más humano de la reparación familiar. Esta historia comienza en 2009, cuando Aurora, la nieta de Esperança, solicita investigar una posible fosa común en un pueblo valenciano, enfrentándose a las reticencias del alcalde para otorgar los permisos. Este hecho se convertirá en un auténtico dolor de cabeza para él, que buscará todas las trabas burocráticas posibles para evitar “manchar” la imagen de su pueblo alegando una de esas frases que aún resuenan: “Dejar a los muertos en paz”.

La invasió dels bàrbars nos sitúa en el dolor que genera en los familiares esa búsqueda incansable de justicia. Al contraponer las dos historias, el filme ayuda a leer mejor las oscuras actitudes actuales y, quizás, a corregirlas. Solo así podrán suturar y cerrar las heridas abiertas del pasado.

Esta oda a la memoria histórica ofrece una rica composición de realidades sociales y humanas en la que ciudadanos comunes se ven dolorosamente atrapados en un entramado de oscuros intereses económicos, políticos, de poder local y religiosos. Estos intereses socavaron los logros y el desarrollo cultural de la España de comienzos del siglo XX, mutilando durante medio siglo las libertades y los avances alcanzados, con consecuencias que aún se hacen sentir en la actualidad. Además, pensar desde los intereses permite poner el foco en que la extrema derecha, tanto histórica como actual, apoya y es apoyada por el gran capital, que busca reproducir su poder.

El interés de la película en la actualidad es obvio cuando la desinformación y la falta de una adecuada educación histórica y ética llevan a que más de un 21 % de los españoles valore como “buena” o “muy buena” la dictadura franquista, sin capacidad de argumentarlo con medidas o datos concretos. Esta película es, por tanto, necesaria porque trae a la conciencia la terrible tragedia de la represión franquista, a consecuencia de la cual murieron aproximadamente 150.000 personas, al margen del combate, el hambre y las enfermedades, entre 1936 y 1943, y existen más de 6.000 fosas comunes registradas.

Política como propaganda

“La guerra es la paz; libertad es la esclavitud; ignorancia es fuerza” – George Orwell

Vicent Monsonís y su equipo evidencian la propaganda y las mentiras, tanto del régimen franquista, como de sectores conservadores ya en tiempos de democracia, incluyendo las técnicas de manipulación orwellianas del lenguaje, simplificación, orquestación y construcción del enemigo único: quien no comparte las ideas del mandatario es un rojo peligroso –¡Comunismo o libertad!

La dictadura argumentó que existía un supuesto “gen rojo”, que se podría curar mediante la psiquiatría

Como muestra la película, la dictadura argumentó que existía un supuesto “gen rojo”, que se podría curar mediante la psiquiatría, así como mediante el adoctrinamiento y la separación de hijos y madres. Una barbaridad anticientífica, deshumanizadora y estigmatizante, que sigue teniendo eco en la extrema derecha actual.

La táctica de repetir machaconamente –a la Goebbels– un concepto abstracto de patria, se combina con el “carácter sagrado de nuestra causa” mediante la alianza con la Iglesia católica. La “comunidad imaginada”, noble y gloriosa que inventa el nacionalismo español para definir a “los nuestros” se acompaña de la construcción de “los otros” como enemigo pernicioso en otro bloque monolítico.

Pero llega el momento de la realpolitik: el personaje del coronel Valladres cuenta en petit comité que “las guerras no se libran por motivos altruistas. Ni por banderas, ni por ideologías, ni tan siquiera por la religión, ni mucho menos por la tan ensalzada patria” –esto se deja para los crédulos–. Se hace por “la codicia” y “el poder”, por “nuestro patrimonio”, dice sin remordimiento.

Con este burdo engaño, el patriotismo se entiende, como recalcaron los grandes Miguel Gila y Fernando Fernán Gómez, al contrario de amar una tierra y su gente, como un invento de las clases dominantes para que las clases dominadas defiendan los intereses de los primeros. Más aún, la bandera se utiliza para “tener razón” y trazar una línea entre los dignos e indignos… de existir. Desde una perspectiva maniquea, la alteridad se interpreta sobre la base de la eliminación, en dictadura, y de la exclusión, en democracia.

La película expone la justificación de lo que muchos consideran un genocidioel holocausto español–. El teniente franquista defiende La Gran Mentira, que la guerra la iniciaron los rojos: “¡Nuestro adversario es el único responsable de la guerra!”. Una falsedad que la derecha actual aún es capaz de sostener. Y legitima el inicio de la guerra con el bulo de que el golpe de Estado salvó a España del comunismo. Así, se justifica la aplicación del principio de Rebelión en la granja: “No matarás… sin motivo”.

En el largometraje observamos el proceso de percepción, ya descrito por Orwell, de quien rechaza la realidad y la información veraz al tiempo que cree con fe ciega las falsedades de su bando… ¡y todavía se cree crítico y libre! La existencia del “gen rojo” es cierta según el teniente, basándose en un argumento de autoridad: lo dice un “reputado psiquiatra”… Antonio Vallejo-Nájera, responsable (pseudo)intelectual de políticas de exterminio y adalid de la Eugenesía de la Hispanidad y regeneración de la raza. Los hechos duros y los argumentos lógicos que no se ajustan a las ideas preconcebidas se bloquean en procesos de atención y memoria selectiva, a menudo inventados o tergiversados. El nacionalismo español elige (e inventa) los hechos que apoyan su propio punto de vista y excluye los que no lo hacen.

El nacionalismo español elige (e inventa) los hechos que apoyan su propio punto de vista y excluye los que no lo hacen

Este sesgo de confirmación se intensifica por el efecto Dunning-Kruger: las personas con baja competencia tienden a sobreestimar su habilidad, mientras que las personas competentes tienden a dudar y subestimar la suya. Así queda patente en varias escenas de la película, como el acto nazi de 1939 en el Ateneo o las conversaciones del alcalde con sus correligionarios en 2009, en las que dicen todo tipo de barbaridades, con toda la confianza del mundo.

Sí, la ignorancia es muy atrevida. Y poderosa. Como señaló Bertrand Russell, la “creencia dogmática” es útil para la victoria; “los fanáticos” tienen más opciones de vencer que los que mantienen “un talante escéptico”. Frente a la imposición externa “contraria a la vida”, es necesario proporcionar el contexto, los incentivos y las herramientas educativas y comunicativas para animar el desarrollo interno de cada uno, de modo que pueda crecer humanamente siguiendo sus propios intereses y objetivos. Es el único camino para avanzar en la práctica de la “buena vida”, puesto que el pensamiento independiente y la expansión de los impulsos creativos de la naturaleza humana favorecen la creación de una comunidad libre de ciudadanos sabios capaces de combinar igualdad y libertad. Y siempre con “la pasión [positiva] que controla la pasión [negativa]”. Así, frente a los valores totalitarios que expresa el alcalde cuando manda callar a Aurora porque “perdisteis la guerra”, ella demuestra otros valores repitiendo con calma la misma frase: “Sí, sí. Perdimos la guerra. Eso es exactamente”.

Si eres de los que duda, no sufras y sigue formándote, por “amor por la aventura mental” y para “desarrollar la justicia en el pensamiento”, basada en la crítica fundamentada, la duda constructiva y el escepticismo fructífero, rasgos que encarnan Esperança y Aurora. Como responde Esperança al teniente: “en la guerra no se pierden los cuadros, se roban”. Y Aurora actúa con la convicción de que tendrá éxito porque cuenta con principios, firmeza, investigación, la ley, y el apoyo de familiares y asociaciones: “Lo conseguiremos. Os lo prometo. La memoria no es venganza, es buscar la verdad. Estoy convencida de que sacaremos a los tres”. Cuando aprendes de un tema, la curva de la autoconfianza sube razonablemente, hasta el nivel que alcanza la necedad del teniente y el alcalde –incluso mayor– pero con cordura y conocimiento.

Según nos contó el director, Vicent Monsonís, “he querido contar una historia de fascistas y demócratas”, pero con los matices que traen esperanza en el otro: la película refleja a personajes que se ven envueltos en terribles disyuntivas y, así, podemos ver a monjas desalmadas, pero también a un cura rojo, al teniente franquista atormentado por su conciencia o a políticos actuales de cínico interés, de manera que la galería humana está llena de matices y profundidad. Así, cuando el teniente se justifica diciéndole a Esperança que si hubiera ganado la guerra sería ella quien le sentenciaría, la joven le mira con una mezcla de asco y lástima, y responde, “ni tú te crees eso que dices”, dejando caviloso al teniente.

Coda valenciana

Tenemos una tarea difícil por delante ahora que “Panya está afilando el puñal”: aumento de agresiones en las calles, bulos, desinformación y discursos violentos. Pero tenemos buenas herramientas intelectuales a nuestro alcance. El contexto histórico cae a plomo sobre la vida de las personas, que necesitamos una interpretación rigurosa y justa de nuestros malestares. La invasió dels bàrbars muestra la importancia de saber contar historias para hacer correr la verdad, la lengua y la cultura. Animamos a que cada uno se implique desde su contexto y posibilidades con el comboi de participar colectivamente en la construcción de la vida bonita. Para que la historia no se repita, ni como tragedia ni como farsa.

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Autors: Joan Pedro-Carañana / Ana S. Andrés / Andrés Suárez / Eva Aladro

Este artículo se publicó originalmente en valenciano en Diari La Veu del País Valencià.

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