(Castellano) Borrador de Propuestas para Construir la Paz en Chile

ORIGINAL LANGUAGES, 31 Jan 2022

Howard Richards – TRANSCEND Media Service

20 enero 2022 – Dedicado a la memoria de Waldo García Villaroel. Nos mostró que es posible vivir una vida consecuente.

Introducción

Quisiera decir algo concretando unos sueños de paz que han venido a vivir en mi alma, con la finalidad de hacerlos concretos con acciones que mi mente y otras mentes consideran inteligentes, y también con otra finalidad mayor.  La finalidad mayor es contribuir a un sueño colectivo que nace, compartido entre numerosos individuos y numerosas instituciones tanto privadas como públicas.

Se trata de construir la paz en Chile junto con lo que Aristóteles llamaba “justicia social.” Vale decir no una justicia completa e ideal, sino una justicia posible y realizable a corto y a mediano plazo.  En verdad, la paz y la justicia son dos nombres de la misma cosa.  Bien decía el Cardenal Amigo de Sevilla, “La paz es una mesa con cuatro patas, y las cuatro patas son justicia, justicia, justicia, y justicia.”

Tanto mis sueños gloriosos como mis sugerencias específicas son ideas mías no más.  No sé mucho del tema, ni de la arista del tema que es la historia de Chile, ni de la arista del tema que es el conflicto actual.  Por eso mis ideas deben ser de circulación limitada hasta que sean modificadas y complementadas a la luz de aportes de personas mejor informadas.   Siendo insuficiente la información fidedigna que manejo sobre lo que pasa aquí y ahora, voy a compartir un par de lecciones de mis experiencias en otras partes en otros momentos históricos.   Las estimo relevantes.

Justicia y Poder

Construir la justicia no es nada sencillo.   Es complicado también porque lo que es posible depende en gran parte del poder.  Estudiando la historia, se aprende que a menudo el poder impone la injusticia.   Por eso, decía el filósofo Hegel (1770-1831), “la historia es un matadero.”

Sabemos que después del fracaso de las revoluciones democráticas y populares en Alemania y otros países de 1848, y a la luz de la represión en Europa de los sublevados derrotados, el gobierno de Chile regaló tierras en el sur a alemanes buscando el asilo contra la opresión.  Pero las tierras no pertenecían al gobierno de Chile.  Al revés: hubo un tratado vigente conservando para los pueblos originarios las tierras al sur del Bio Bio.

Además, la filosofía actual nos enseña que no hay razón válida para declarar a priori que la jurisprudencia de la tradición romana sistematizada en el código civil de Andrés Bello de 1855 sea la única tradición legal válida para orientar la determinación de quién es dueño de cuál tierra.  La   tradición romana, cabe decir, parte de la base de reconocer el origen de la propiedad en el botín de guerra, o sea la conquista.  La justicia misma, o por lo menos la ley misma, ratifica la dominación por el poder.  Se subentiende tal origen al aplicar su máximo, suum cuique tribuere, “a cada uno lo suyo.”

De este modo, la jurisprudencia neo-romano aún vigente no tiene dificultad en reconocer en todo Chile la validez de títulos a bienes raíces cuyo origen histórico fue las conquistas de Pedro de Valdivia.   Se suele seguir disputando derechos a la tierra aduciendo argumentos atendibles dentro de este marco.  Entre otros, se aduce el argumento que el Sur fue la parte de Chile que los españoles nunca conquistaron.

Hoy las Cosmovisiones Tradicionales Cobran Actualidad

Sin embargo, en el fondo, a priori, es igualmente válido partir de una cosmovisión originaria, según la cual la tierra no pertenece a nadie.  Al contrario, nosotros pertenecemos a la tierra.  Hay más.  Hoy en día homo sapiens se encuentra ante una crisis existencial.  Ha llegado a ser una especie cuyo modo de vivir es incompatible con la realidad física.  Por la primera vez en su larga residencia en la tierra, su extinción ha llegado a ser no solamente posible, sino probable.  Entre los pensadores mas informados y mas rigorosos, se crece cada día los adeptos de la tesis que el marco neo-romano de la jurisprudencia, y por ende de la economía global, antaño nutritivo, hoy es veneno.  Recuperar las cosmovisiones biocentricos tradicionales que orientaron las practicas cotidianas sostenibles de nuestros antepasados ha llegado a ser un imperativo ético.  Sin cumplir con este imperativo, el barco de la vida no va a llegar a ningún puerto seguro.

Cuando me refiero a “nuestros antepasados” me refiero no solamente a los antepasados recientes de los hermanas y hermanos originarios chilenos.  Igual los con ADN europeo tenemos antepasados quienes sabían vivir en armonía con la tierra.  Remontemos al año 595.  En aquel año el papa Gregorio I dictó la doctrina todavía vigente de los siete pecados mortales:  la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza.  Si meditamos sobre ellos, y sobre las correspondientes virtudes, o si meditamos sobre las enseñanzas de Confucio de cerca 500 A.C., o sobre los primeros grupos humanos madre-céntricos anteriores al patriarcado, o sobre muchas otras tradiciones que se podría citar, nos daremos cuenta de que, aunque el Küme Mongen sea una luz que brilla actualmente en Chile, la humanidad entera cuenta con antepasados cuya sabiduría define formas de vida físicamente sostenibles a largo plazo.

Opciones Cristianas Actuales

He mencionado dos tipos de marcos para definir la tenencia legitima de la tierra.  Uno es la jurisprudencia vigente.  Una segunda es la recuperación de cosmovisiones que definen formas de vida sostenibles.  Una tercera opción es la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), ya anticipada por la mención de la obra del papa Gregorio I.  Hoy la DSI es recalcada casi todos los días por el papa Francisco I.  Siendo una doctrina católica, en lo esencial hace eco de las enseñanzas de Juan Calvino, Juan Wesley, Martin Lutero, y los principales teólogos evangélicos actuales.   Aquella tradición descarta la venganza (por ejemplo, Romanos 12: 17-19).  Destaca la penitencia.  Lo esencial es dejar de pecar en la hora presente y en el futuro (por ejemplo, Juan 8: 11).

En el espíritu de la penitencia y del nacer a otra vida mejor, se podría pensar en Chile hoy en un antecedente sudafricano.  Después de los horrores de apartheid, y los horrores de una larga y sangrienta lucha para derrocarlo, establecieron una Comisión de Verdad y Reconciliación.  Tomaron el tiempo necesario para establecer los hechos, sanando las tergiversaciones.  Las labores de aquella comisión se inspiraron no solamente en valores cristianos articulados por el obispo Desmond Tutu, sino también en valores de Ubuntu.  Ubuntu es una filosofía de vida tradicional africana parecida al Küme Mongen.

Dos Justicias Validas, pero Incompatibles Entre Sí

Se puede argumentar, alegando razones válidas al interior de modelos mentales respetables, que los agricultores chilenos descendientes de europeos cuyos antepasados compraron la tierra por un precio justo en una transacción legal hace menos de cien años no deberían ahora ser desposeídos.  Por lo menos no deberían ser desposeídos sin una expropiación legal que les pagaría el valor de su fundo.  Sus ancestros no cometieron ningún crimen, ni ellos tampoco.  Es un delito contra la justicia, no es justicia, quemar sus fundos.   Son inocentes.

Llegando a esta conclusión en este tipo de caso (y muchos otros tipos de caso afines, con distintos matices) queda la pregunta ¿Adonde se encuentra la justicia para quien vive hoy día tras día en la mas miserable pobreza, en el Wallmapu donde vivían por mil años sus ancestros, y que fue usurpado por invasores de afuera por la violencia y por el engaño?

La DSI quizás abre caminos transitables con respuestas como:  cada propiedad privada tiene una hipoteca social; cada terrateniente es administrador de un bien con destino universal; la solidaridad del rico con el pobre no es en rigor generosidad sino regresar al pobre lo suyo.  En fin, fuera lo que fuera el pasado, en el presente, es deber de todos construir el bien común, incluir a los excluidos, hacer justicia (por ejemplo, Mateo 5:6) y por ende construir la paz.

Política y Poder

Si nos retiramos por el momento del terreno del deber ser (sin abandonar nuestro compromiso con una ética prosocial y ecológicamente sostenible a largo plazo); y si entramos en el terreno de la política (no “la política” en el sentido de los clásicos griegos sino “la política” en el sentido de Maquiavelo y de la ciencia política actual); nos encontramos obligados a sopesar el tema del poder.   Sabemos que las soluciones reñidas con las realidades del poder no son durables, y a menudo no son ni siquiera asequibles.

Nos encontramos en una situación semejante a la de Nelson Mandela cuando en 1992 al salir de la cárcel asumió el liderazgo del movimiento para liberar a su pueblo del apartheid.  Su respuesta a sus compañeros quienes eran partidarios de la lucha armada fue, “No podemos ganar una guerra civil, pero podemos ganar una elección.” Sugiero que en la situación chilena actual cabe la respuesta, “No podemos ganar una guerra civil, pero podemos construir una paz posible y para todos conveniente.”

El Estado de Excepción Visto Como un Paso Adelante

En algunos sentidos el estado de excepción declarado el 12 octubre de 2021 fue un paso atrás.  En otros sentidos fue un paso adelante.  Puesto que no podemos cambiar el pasado, nunca vamos a saber cuál habría sido el resultado si la resistencia mapuche reciente habría sido puramente una resistencia no-violenta (lo digo como partidario de las opciones no-violentas).  Lo cierto es que Sebastián Piñera ha determinado en su calidad de presidente de Chile, con fecha 12 de octubre de 2021, que existe una emergencia que justifica un estado de excepción.   Su decisión ha contado en un principio con la adhesión de la casi totalidad de los sectores políticos.

El estado de excepción ha sido –en cierto sentido– un paso adelante porque constata que hay una guerra.   El gobierno reconoció que hay una guerra civil; aunque sea todavía una guerra civil de relativamente baja intensidad comparada con otras guerras civiles que se libran hoy en otros países; aunque sea posible que el estado de emergencia termine, y también posible que bajo un próximo gobierno sea renovado y endurecido.

Donde haya guerra, procede proponer negociaciones, a fin de que haya paz con honor para ambas partes.   Claro que sería una patudez que alguien se presente como autorizado a negociar de parte de los Mapuches, o de parte de todos los pueblos originarios de Chile.  Pero sin pretender organizar negociaciones de paz formales, se puede encontrar en la existencia reconocida de una guerra un momento propicio para lanzar a la opinión publica propuestas constructivas para construir la paz.

La Necesidad y Conveniencia de Transar con Criterios Pragmáticos 

Mi opinión es que hay que transar con criterios pragmáticos por la misma razón que fue necesario negociar con criterios pragmáticos en Sudáfrica en 1992. Partiendo de diferentes principios, ambas partes pueden hacer una impecable deducción de que la tierra les pertenece. Dado que ningún consenso es posible cuando las partes parten de principios incompatibles, sin una paz imperfecta pero real aun mayor violencia es inevitable.

El daño económico que conlleva la guerra civil de baja intensidad afecta a todos, y debe motivar a todos a transar.  No cabe duda de que, en las zonas del estado de excepción, el valor de la tierra está reducido y el desarrollo económico está estancado, comparado valores actuales con los valores mayores que serían productos de la paz.   Debe ser posible estimar los montos de los beneficios económicos de la paz.  Pero aun sin estimaciones cuantitativas, tiene que ser posible recolectar anécdotas sobre precios de venta de tierras, sobre proyectos congelados, y sobre riesgos que detienen préstamos y suben intereses.  Todo esto es importante por lo menos por tres razones.

1 –   Demuestra que la paz es rentable.  El panteón de los griegos antiguos captó la relación.  En la mitología griega la diosa de la paz, Irene, es madre de Ortosia, diosa de la prosperidad.

La apuesta que la paz es alcanzable conlleva la apuesta que son viables emprendimientos e inversiones que ahora no lo son.  Por lo tanto, en principio existen beneficios económicos de la paz que justifican su costo.  En principio, al lanzar un proyecto creíble y serio dedicado a la construcción de la paz, se incentiva una reactivación económica que será ella misma una causa de la paz.

2 –   La corriente de la opinión publica más peligrosa es aquella corriente que plantea la ley marcial y la mano dura como única manera de restaurar el orden jurídico que la economía requiere.  El argumento que al contrario lo más probable es que la ley marcial va a espantar la inversión, y la paz va a favorecerla, es un argumento que el público más peligroso va a entender.  Comprende su problema y ofrece una mejor solución.   Disminuye la polarización del país.  Aun si no convence a los más duros, disminuye el número de duros y el peso de su influencia.

3 –   Mientras decae la economía, la mayoría indígena de la región languidece en la pobreza.  Mientras más se demora no solamente la reactivación de la economía hegemónica; sino también se demora la multiplicación de emprendimientos de economía solidaria; y se demora el acceso de las mayorías a tierra y financiamiento; y se demora el auge de las prácticas de convivencia fraternal biocentrica inspiradas en el Küme Mongen, más crece la desesperación.   Por eso crece otro polo de polarización.  Un día hay descarrilamiento de un tren de carga.  Otro día se queman dos buses.  Un tercer día la policía mata a un joven mapuche.  El círculo vicioso de la violencia se acelera.

La construcción de la paz elevaría paulatinamente el valor de la tierra y abriría puertas a empresas viables. Un plan de paz exitoso prometería crear excedentes que proporcionarían, entre otras cosas, beneficios justos a aquellos inversores quienes optan por cooperar con la construcción de la paz.

Una Corporación para el Desarrollo Küme Mongen

Mi sugerencia específica es formar una Corporación para el Desarrollo Küme Mongen, CDKM.  (puede tener otro título).  Es una idea tentativa que puede ser reemplazada, y ciertamente tiene que ser complementada, por ideas de otros que surjan después de iniciar conversaciones.

La idea es formar, quizás en asociación con un nuevo gobierno chileno, pero ciertamente con raíces en la sociedad civil, una corporación de desarrollo.  Su misión sería apoyar no solo la recuperación parcial de la propiedad de la tierra sino también la recuperación de la nacionalidad y la cultura por parte de los pueblos originarios de la región sur, y quizás de todo Chile.   Por ende, su misión seria comunicar por su buen ejemplo un mensaje de paz construida por la vía de la justicia social a toda la humanidad.

Sus directores serían indígenas, o quizás los directores serían una combinación de inversionistas externos, funcionarios del gobierno, y gente originaria.  En este último caso, me parece conveniente que la mayoría sea indígena.

Cuatro Preguntas de la Caja de Pandora

 Abriendo el tema de la elección de los directores de la todavía inexistente CDKM, abrimos una caja de Pandora.  1. ¿Quién habla en nombre de la nación Mapuche?  2. ¿De la nación Aymara?  ¿Otras?   3. ¿Cuál debe ser el destino de las personas que no son de sangre originaria, pero a veces son igualmente pobres, quienes ahora viven en los mismos territorios donde viven numerosos originarios, a veces como mayoría y a veces como minoría 4.  ¿Cómo asegurar que los directores actúan por el bien de su etnia antes postergada y despreciada pero ahora de pie y creando nuevos destinos; y en fin de cuentas por el bien de todo ser vivo.?

Dos Experiencias Mías en Otro Siglo y Otro Lugar

Antes de responder a estas cuatro preguntas que salen de la caja de Pandora, relato dos experiencias personales.

  1. Antaño, en otra vida que podría haber sido otra encarnación, me tocó unas pocas veces en mi calidad de socio del bufete de abogados Crane, Richards y Flores, ubicado en la ciudad de Santa Barbara, estado de California, representar a personas de la etnia Chumash.  En aquella zona los Chumash eran dueños de todas las tierras antes de la llegada de los europeos.   A modo de reparaciones, la legislatura estatal otorgó a la tribu Chumash una licencia para realizar un negocio normalmente ilegal, a saber, un casino, semejante al Casino de Viña famoso en Chile.  Una vez mi cliente fue un hombre reconocido oficialmente como miembro de la tribu.  Tuvo su profesión.  Fue una profesión rentable.  Además, todos los meses percibió otro cheque que le correspondía por ser su cuota de las ganancias del casino.  Otra vez me tocó asesorar a una dama quien fue, según lo que me dijo, de pura sangre Chumash, de su padre y de su madre.  Pero no figuraba en la lista oficial de miembros de la tribu.  Por eso no participaba en los beneficios del Casino.
  2. En otros años, en otro pueblo en el mismo estado, me dedicaba a colaborar con dos sindicalistas en aquel tiempo desconocidos, pero ahora famosos.  Cesar Chávez y su indispensable socia Dolores Huerta se dedicaban a sindicalizar a los trabajadores de la agricultura.  Eran los trabajadores más explotados.  Ni siquiera percibían el sueldo mínimo porque la ley vigente del sueldo mínimo dijo textualmente que, aunque los demás trabajadores tenían derecho a sueldo mínimo, los de la agricultura no tenían aquel derecho.  La mayoría de ellos hablaban español y se identificaron como mexicanos residentes en los EUA, aun si gozaban de la nacionalidad norteamericana.  Pero hubo un problema.  Siendo el trabajo de las viñas monopolio de los trabajadores mexicanos, las huertas de damascos y de duraznos eran territorio de los blancos, los melones de los negros, y las alcachofas de los portugueses.  Nadie de los últimos tres grupos tuvo el menor interés en manifestar sus demandas laborales participando en un desfile encabezado por la bandera de la Virgen de Guadalupe.  Al contrario, se preocuparon de defender su fuente de trabajo contra la amenaza de una eventual invasión mexicana.

¿La solución?  No intentar integrar a los mexicanos, los blancos, los negros y los portugueses en una sola organización.  Que cada persona se quede con su identidad, su alma, su cuerpo, y su idioma.  Luchamos para conseguir un cambio sutil en la identidad mexicana, y así sucesivamente con los otros tres.  ¿Qué es lo que significa ser mexicanos ganando su pan diario trabajando en los campos del valle central de California?  Pues bien, significa ¡Ser mexicanos es ser los aliados y amigos de los blancos, de los negros, y de los portugueses!  ¡Jamás vamos a quitarles a los blancos su fuente de trabajo en las huertas frutales!   ¡Si los negros salen en huelga, ¡Jamás nosotros (“nosotros” no “yo”) vamos a llegar a romper su huelga por cosechar los melones antes de que se pudren!  Y (repito) así sucesivamente.

Respuestas a las Cuatro Preguntas de la Casa de Pandora

Después de dos visitas a California en el siglo XX, regreso a Chile en el siglo XXI y a mis cuatro preguntas sacadas de la caja de pandora abiertas por proponer una CDKM o algo semejante.  Forzosamente, hay que contestar a preguntas prácticas sobre quienes serían sus directores y quienes serían sus beneficiarios.  Las preguntas eran:  1. ¿Quién habla en nombre de la nación Mapuche?  2. ¿De la nación Aymara?  ¿Otras? 3. ¿Cuál debe ser el destino de las personas que no son de sangre originaria, pero a veces son igualmente pobres, quienes ahora viven en los mismos territorios donde viven numerosos originarios, a veces como mayoría y a veces como minoría 4.  ¿Cómo asegurar que los directores sean honestos y sinceros, comprometidos con el bien de su etnia antes postergada y despreciada pero ahora de pie y creando nuevos destinos; y en fin de cuentas por el bien de todo ser vivo.?

Las respuestas a aquellas preguntas, y a otros igualmente insoslayables, merecen ser largamente sopesadas por las personas más interesadas.  Lo que voy a poder adelantar ahora es un breve aporte de un afuerino.

  1. Me parece que hay que reconocer que hasta nuevo aviso la nación Mapuche no tiene organización formal, ni ningún procedimiento para declarar lo que es su voluntad y distinguirlo de lo que no es su voluntad.  Ni menos cuenta con un padrón como el padrón electoral que define quién tiene derecho a llamarse Mapuche, como el padrón electoral define quién tiene derecho a votar.

Quizás más vale formar un directorio con “cabezas visibles,” o sea personas reconocidas por haber asumido uno u otro papel de liderazgo.   Puede ser conveniente no limitar el número total de directores para no verse obligado a excluir a ningún sector originario porque los cupos en el directorio ya estén agotados.

Dado el riesgo de disputas por varios motivos, sin tener una institución respetable y respetada para resolver disputas, quizás más vale buscar consensos a los cuales nadie, ni dentro ni fuera del directorio, se opone.  Si no hay consenso, hasta nuevo aviso el poder decisorio se queda regido por las instituciones regulares, como son la ley civil, los tribunales, el gobierno de Chile, y los gobiernos regionales y municipales.

  1. Si los Mapuches tienen derecho a defender su identidad cultural, y a organizarse para lograr fines comunes, también otros tienen los mismos derechos, sean Aymara, sean otros originarios, sean Criollos, sean alemanes, sean palestinos.  sean otros; y sea su residencia Temuco, Valparaíso, Iquique u otra.

Las políticas públicas que favorecen la activación de las identidades culturales de las personas, como son las políticas públicas de Canadá y de Rosario (Argentina), enfrentan un riesgo que exige medidas deliberadas para conjurarlo.  La psicología (y ciencias afines) constata que, si bien el ser humano tiene una tendencia biológicamente cableada a respetar y defender las normas morales básicas, también tiene una tendencia cableada a ser leal a “nosotros” y hostil a “ellos.”   Para desarmar aquella tendencia peligrosa son precisas medidas adrede, desplegando todos los recursos de la educación y la cultura, partiendo por postular que un objetivo esencial del desarrollo comunitario es la convivencia fraternal entre comunidades distintas.   En la ciudad de Rosario, por ejemplo, todos los noviembres celebran el “Festival de las Colectividades”” en el gran parque municipal al lado del Río de la Plata.  Cada etnia tiene su stand, compartiendo su música, su cocina, y otras cosas típicas.  Hay un stand presentado por cada grupo originario de la zona, uno presentado por descendientes de inmigrantes de casi cada país europeo, latinoamericano, de medio oriente, o asiático.  En los casos de Italia y España hay numerosos stands, uno por cada provincia.   Celebran la convivencia pacífica.

  1. En cuanto a las personas domiciliadas en los mismos territorios, que no son de sangre originaria, y cuya identidad es chilena sin agregar ninguna identificación ancestral con ninguna colectividad proveniente de otro país, mi consejo es molestarlas lo menos posible.  Fomentar la tranquilidad.  Tomar medidas constructivas para resolver conflictos que hay, sin suscitar más conflictos.
  2. Las personas honestas, sinceras y comprometidas con el bien se suelen contrastar con las personas corruptas, engañosas y egoístas.  Se suele decir que estos últimos dominan este mundo.  Se suele decir que sean lo que sean las reformas de las instituciones en el papel, en la práctica la historia de siempre se repite porque la naturaleza del ser humano es más mala y más fuerte que los ideales.

Pero lo que se suele decir no es necesariamente cierto.

De hecho, las ciencias de la educación, la psicología del desarrollo moral, y otras ciencias relevantes, han registrado importantes avances en las décadas recientes.  Constituyen un acervo de conocimientos verificados que ya han comenzado a ser aplicados a la práctica. Las ciencias psicológicas actuales que dicen relación con la formación de las virtudes y los vicios de las personas son un nuevo factor.  La historia no lo conocía.    Quedan por ver las dimensiones eventuales de su eventual impacto.

Si en la época actual, les conviene a todo el mundo construir la paz, acabando con rencores como los que en Chile ya han durado 500 años; entonces también les conviene a todo el mundo contar con el apoyo de la ciencia actual.   Por lo mismo, conviene a todo el mundo aprender de sabidurías milenarias.  Ellas también han sido verificadas, y también son subutilizadas.

La calidad humana de las mayorías y de las élites, con sus tendencias a ser honesto o corrupto, sincero o engañoso, solidario o egoísta, no es una constante.  Es una variable.

Actividades de una Corporación de Desarrollo Küme Mongen

Paso ahora a aspectos operativos de mi imaginada Corporación de Desarrollo Küme Mongen, CDKM. Su misión sería no solamente apoyar la recuperación en alguna medida de la propiedad de la tierra.  Sería   también promover la cultura; y validar la identidad moral de las personas y de las naciones, junto con su amistad fraternal y su convivencia pacífica.

Vamos al tema de la tierra.  La corporación podría simplemente comprar terrenos que salen al mercado para la venta, o facilitar su compra por grupos o individuos originarios. Algunos terrenos vendrían al mercado de todos modos, incluso si no existiera la CDKM; por ejemplo, tierras que son propiedad de agricultores que prefieren cobrar el valor de sus haberes y mudarse a otro lugar.

La corporación también contaría con profesionales dedicados a estudiar títulos cuestionables, y como volcar aquellas tierras (de preferencia con financiamiento y asesoría técnica) a personas u organizaciones de acuerdo con las actuales prioridades de las políticas públicas.  Se subentiende que aquellas prioridades priorizan la recuperación de tierras ancestrales y “derrotar la pobreza en todas las casas.”

Tengo entendido, aunque no tengo datos verificados, que ha habido adquisición de tierras de una manera u otra ilegítima en las décadas recientes en desmedro de los derechos de los pueblos originarios.  Y que es factible recuperar algunas de aquellas tierras con recursos legales.  (En Argentina se ha podido recuperar para sus trabajadores empresas en quiebra y/o abandonadas por sus dueños durante el colapso de 2000-2001, a veces por vía de tribunales, a veces por legislación, y a veces por lo que en Chile se llama reemprendimiento.)

Abundan rumores de adquisiciones viles durante la dictadura de Pinochet de 1973 a 1989.  Sería una función de la Corporación de Desarrollo investigar aquellos rumores.

La corporación tendría facultades para demandar o amenazar con demandar a los terratenientes cuyos títulos derivan de injusticias confirmadas por sus pesquisas.   En algunos casos, antes de demandar, sería conveniente previamente acordarse con los dueños legítimos o los herederos de los dueños legítimos sobre qué hacer con la tierra si se la recupera.  La corporación podría ganar la demanda, o podría transar y comprarla a un precio acordado.    En ambos casos, las tierras tomadas de manera fraudulenta serían devueltas a miembros de los pueblos originarios a través de la corporación de desarrollo.

¿A cuáles miembros de dichos pueblos?  ¿O a cuáles organizaciones tradicionales y/o modernas?  He conocido experiencias africanas en las cuales, cuando faltan otros criterios acordados, todos han aceptado los resultados de la selección aleatoria.  Por ejemplo, frente a un público compuesto de todos los que quieren asistir, los postulantes cubren los ojos y sacan números de un sombrero.  En otros casos, ha resultado aceptable no entregar propiedades a ningún individuo, sino a una comunidad organizada.

En algunos casos, ciudadanos originarios ya tienen tierras, especialmente pequeñas parcelas. Pero, por algún defecto técnico, no tienen un título legal impecable.  Otra tarea que los abogados de la Corporación podrían realizar es establecer títulos sólidos sobre las tierras que los originarios ya tienen.

La validación de títulos precarios facilitará la financiación de nuevos emprendimientos.   Se espera atraer a inversionistas comprometidos con la responsabilidad social. Se supone que en muchos casos ellos –iguales a los inversionistas menos conscientes– van a querer hipotecas sobre bienes raíces para garantizar la seguridad de sus fondos.  Otra opción sería garantías del gobierno sin hipotecas.

Un rubro de las actividades del CDKM puede ser facilitar la compra de tierra por entidades originarios con el respaldo de inversionistas privados o públicos.  La venta seria voluntaria de parte del vendedor.  La entidad originaria, contando con un plan de negocios evaluado como viable, sería dueña de la tierra, sujeto a la hipoteca de la o las inversionistas.  Si todo va bien terminará siendo dueña sin hipoteca.

El plan de negocios evaluado referido en el párrafo anterior podría incluir conseguir un contrato para abastecer a una empresa o cooperativa mayor con un importante insumo. El CDKM contaría con ingenieros comerciales dedicados a facilitar el diseño de este tipo y de otros tipos de planes.  (En California conocí a empresas agrícolas cuya viabilidad fue garantizada por contratos para abastecer con remolacha a una de las dos grandes empresas que dominan el rubro de azúcar de remolacha en EUA, a saber, a Holly o a Union.)

Contando con una fuente de fondos para invertir, por ejemplo, un casino rentable como el casino de los Chumash, o un fondo para la jubilación manejando los ahorros de un millón de personas, las entidades originarias podrían llegar a ser accionistas importantes o mayoritarias de empresas mayores; o a fundar nuevas empresas mayores.

En otros casos puede ser conveniente y factible expropiar tierras, pagando por ellas el valor determinado según las leyes vigentes.   En Brasil, según su constitución de 1987 aún vigente, se puede expropiar sin compensación ciertas tierras que su dueño no utiliza, ocupándolas sin producir nada, mientras tanto bloqueando su uso por otros que quieren producir.  El criterio de la nueva constitución chilena queda por ver.  (Es posible, evidentemente, facilitar el paso de terrenos inutilizados a entidades productivas de una manera más matizada que el criterio brasileño.)

Son imaginables también convenios con autoridades públicas para volcar al pago parcial de la deuda histórica aquellas tierras que pasan al dominio público por impago de impuestos.  También se podría volcar a la misma causa bienes nacionales pertenecientes al Estado, siempre que no haya razones de mayor peso para que sigan siendo bienes nacionales.

Sea lo que sea el camino legal para llegar a la recuperación de tierras, hay que transitarlo pensando en fortalecer los ayllus, a la nación Mapuche en su conjunto, y a todos los originarios y en fin a Chile y a la humanidad en su conjunto.

A Todos nos Conviene Recuperar las Culturas y Avanzar las Ciencias

No se trata de cerrar los programas ya existentes para ayudar a cualquier persona de escasos recursos, sea cual sea su identidad étnica.   Se subentiende que la paz social y las tragedias históricas justifican, además, atención especial a ciertas culturas.    Y no solamente porque honrar sus culturas ancestrales conviene a la gente originaria.   También conviene al país entero.   Conviene porque, entre otras razones, todos tenemos que estudiar algo que nuestros antepasados sabían, a saber: como vivir dentro de límites físicamente sostenibles.

Sin embargo, aunque culturales tradicionales que eran sostenibles pueden de muchas maneras inspirar e instruir, no pueden ser simplemente modelos para copiar.   No hay que tolerar ilusiones peligrosas.  Es peligroso imaginar que la población actual de la tierra (que se acerca a 8 mil millones) podría alimentarse con las tecnologías del año 595 en Europa o del año 1300 en Wallmapu.  El estudio de diversas soluciones culturales tiene que ir a la par con el desarrollo de tecnologías avanzadas, por ejemplo, el hidrógeno verde.

La CDKM, si es que llegue a existir, y todos nosotros, tenemos que preocuparnos de cómo dedicar los logros de las tecnologías avanzadas, como lo es el hidrógeno verde, y su astronómica rentabilidad, al servicio de cada ciudadano.  En este sentido es notable el éxito de Bolivia.  En aquel país, la extraordinaria rentabilidad de la exportación de hidrocarburos se dedica, entre otros fines, a suplementar la jubilación de todos y cada uno de los bolivianos.

Aclarando Conceptos Valiosos

En cuanto al concepto de “nación,” es posible que la nueva constitución chilena ahora en proceso de redacción defina a Chile como un país plurinacional.  Puede especificar lo que se entiende por “nación” en este contexto.   De ser así, la misma Constitución va a señalar orientaciones al trabajo de la Corporación.

Algo semejante pasa con las frases “economía solidaria” y “economía social solidaria (ESS).”   Son frases que ya tienen una trayectoria de asociación con la recuperación de valores tradicionales.   Según Paul Singer, quien fue Ministro de Economía Solidaria en los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, los primeros que practicaban la economía solidaria en Brasil fueron las comunidades originarias, y los segundos fueron los convocados por la pastoral social del estado de Rio Grande do Sul.

Agrega un importante matiz conceptual el economista argentino José Luis Coraggio.  Incluye en el concepto de ESS la “Economía Popular.”  Aquella economía se define por (1) tener por su principal haber el trabajo y no el capital y (2) tener como su finalidad mantener a un hogar, y no la acumulación de capital.  Con esta enmienda conceptual se multiplica el número de emprendimientos incluidos en el ESS.  También se multiplica el número de emprendimientos ya existentes cuyos dueños son originarios.  Ellos también serian beneficiarios de las labores de la CDKM.

La Industria Forestal

Sin ser experto en la materia, y sin ser siquiera bien informado, bosquejo un posible marco filosófico para enfocar la participación de las industrias en la construcción de la paz.

Primero, me parece que la reconciliación y la construcción de la paz tiene que ser principalmente una obra emprendida por los distintos sectores de la sociedad civil, entre otros la industria forestal y los demás grandes emprendimientos.  Si los aportes desde la sociedad civil a la recuperación de tierras. a la valoración de la cultura, y a la superación de la pobreza son aportados a regañadientes, solamente para cumplir con decretos del gobierno y evitar castigos; habrá resistencia, cumplimiento mínimo, o incumplimiento.  No habrá convencimiento ni de corazones ni de mentes.  ¿No es cierto?

Segundo, los dueños de la industria forestal se encuentran entre quienes menos les conviene la guerra.  Su enorme rentabilidad, y los cuantiosos subsidios del estado que abultan aquella rentabilidad, se encuentran entre los hechos que más humillan a los originarios pobres cuyos ancestros fueron desposeídos.  Por otra parte, las exportaciones de aquella industria traen a Chile divisas indispensables, así logrando unos de los grandes objetivos que motivaron a don Jorge Alessandri a iniciar la política de incentivar el crecimiento de la industria con subsidios públicos.

En fin, desmantelar aquella industria es impensable.  Encontrar mejores usos para una fracción de sus recursos financieros es pensable.

En cuanto a las otras grandes industrias, siempre con todas las proporciones guardadas, se puede aducir consideraciones similares.

Los Alemanes

Los ancestros de los integrantes de la colectividad alemana en Chile llegaron más bien pobres y con un pensamiento más bien progresista.  Ahora se caracterizan por un pensamiento más bien conservador y por una prosperidad que se debe no solamente a sus propios esfuerzos, sino también a los esfuerzos de más de cinco generaciones de sus antepasados.   La historia de su convivencia en el mismo territorio con el pueblo Mapuche ha sido una tragedia.

Aun contando con infinita buena voluntad, con infinita inteligencia, y con infinita riqueza, es imposible construir un pasado mejor.  Las únicas opciones existentes siempre han sido opciones para construir un mejor presente, o un mejor futuro.  Pero lo que siempre ha sido es muy distinto de la actualidad que nos toca vivir en la tercera década del siglo veintiuno.   En nuestros días el deterioro de su hábitat hace probable que todos los homo sapiens, sean lo que sean sus distintas colectividades y sus distintas culturas, a largo y a mediano plazo no tengan futuro alguno.

Nuestro tiempo no es un tiempo para dedicarse a la misión imposible de cambiar el pasado.

Sugiero que un CDKM puede aprender de los judíos.  Ellos son otra colectividad que también comparte una historia trágica con colectividades alemanas.  Siendo una corporación con fines económicos, CDKM puede ser también una institución con fines de reconciliación cultural.  Los judíos han formado el B`nai B`rith, representado en Chile por B`nai B`rith Chile.  B´nai B`rith promueve el desarrollo ético de individuos que se identifican como judíos, según los preceptos de su fe.  También, en el espíritu del rabino Hillel, B`nai B`rith promueve la fraternidad entre los judíos y las demás etnias que componen el gran mosaico de formas de vida que es la humanidad.

Un buen paso adelante puede ser sugerido, y quizás asesorado, por gente que no es alemán, pero seria una actividad realizada entre alemanes chilenos con nadie de otra etnia presente.  Seria unas jornadas de reflexión teológica entre pastores que atienden a congregaciones alemanes o a congregaciones con una fuerte presencia de gente alemana.  Creo que tales reflexiones podrían contar con el auspicio de instituciones tales como el Instituto Goethe, la Fundación Konrad Adenauer, el EZE (coordinadora evangélica de ayuda al desarrollo), y la Fundación Heinrich Boll.

Los Problemas Económicos Requieren Soluciones Culturales

Lo susodicho en este bosquejo peca por cortoplacista.  Uno se siente obligado a ser cortoplacista porque si la democracia no sobrevive en el corto plazo, se cierran las fuentes de las innovaciones sociales sin las cuales la humanidad no puede sobrevivir en el largo plazo.

En el corto plazo “hay que arar con los bueyes que hay.”  Los bueyes que hay son las ideas e instituciones que las elites y las mayorías ya entienden y aceptan.

A continuación, destaco un solo buey económico que no es cierto.  No es cierto a pesar de que no me atreví a desmentirlo en ninguno de los párrafos anteriores.

El buey (es decir, creencia existente) económico que no es cierto, que voy a destacar, se puede llamar “la falacia de la suficiencia de los sueldos pagados desde fondos creados por ventas de productos.”  El sentido común vigente suele creer, o dejar entender, o asumir sin cuestionar, que lo normal es que los inversionistas ponen el capital, los gerentes contratan a personal, el personal trabaja, el trabajo produce un bien o un servicio, el bien o servicio se vende, y de las entradas de las ventas los gerentes pagan sueldos a los trabajadores.  Los trabajadores, luego, gastan sus sueldos para vivir y para mantener a sus hogares.  En este “mejor de los mundos posibles” los sueldos pagados desde fondos creados por ventas de productos “normalmente” (si no hay “shocks exógenos” o políticas públicas equivocados) crecen y crecen (a menudo pensado como subproducto del crecimiento del PIB) hasta que cada persona con buena actitud y con buena educación consigue trabajo y puede mantener su hogar sin faltar nunca en pagar la cuenta del agua o de la luz, y sin endeudarse más allá del nivel de deudas que es capaz de pagar.

Dicho de otra manera, “normalmente” las empresas lo encuentran rentable contratar, pagando un sueldo digno, a cada persona calificada.  Cualquier persona no-calificada puede calificarse por educarse y/o por mejorar su actitud.

El hecho que este “mejor de los mundos posibles” no ha existido en forma sostenible nunca en ninguna parte (ni siquiera en Suecia, como he demostrado con coautorías en obras publicadas) no estorba mayormente al buey.  Siempre hay un “factor perturbador” que se puede culpar, para explicar por qué la “normalidad” es algo que nunca ocurre.

Una breve reflexión matemática mostrará (en forma escueta, derivando el lector a otras obras para tratamientos más extensos) por que el buey que destaco es mentiroso, aunque sea cierto que domina el mundo –o sea, domina el mundo precario, estresante, y carente de tranquilidad en el cual las mayorías y gran parte de la élite actualmente viven.

Cada venta es a la vez una compra.  Es el mismo acto jurídico, el mismo contrato.  Es una compra del punto de vista del comprador.  Es una venta desde el punto de vista del vendedor. Sumando las ventas y sumando las compras, los totales tienen que ser iguales.  El propósito de cualquier negocio, en cambio, es terminar con números azules, con cuentas cobrables mayores que las cuentas pagables.   En fin, es una verdad de Perogrullo, que tiene que haber perdedores (con más pagables que cobrables) para que haya ganadores.  Randall Wray ha demostrado –e ilustrado con datos que cuadran perfectamente –que para que sea posible que todos los actores económicos privados terminen con números azules, es necesario que el sector público se endeuda.  De hecho, lo que vemos en el mundo son cantidades astronómicas de deudas impagables, tanto privadas como públicas.   Vemos múltiples manifestaciones de la inestabilidad crónica ya implícita en la célula elemental que constituye el cuerpo de la economía moderna –vale decir, el individuo que tiene que vender algo para conseguir dinero.

Siendo así la realidad económica del siglo XXI, se comprende mejor que los originarias añoran más que la recuperación de tierras perdidas.  Añoran su cultura.  Añoran su identidad de gente de la tierra.  Añoran la alegría y la seguridad de vivir en comunidades solidarias.

Se puede apreciar también que el camino hacia formas económicas estables e inclusivas para todas y todos — sean quienes fueron nuestros antepasados– pasa por la educación, la ciencia, y la cultura.

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Prof. Howard Richards is a member of the TRANSCEND Network for Peace Development Environment. He is a philosopher of social science and Research Professor of Philosophy at Earlham College, Richmond, Indiana, USA. He was educated at Redlands High School in California, Yale, Stanford, University of California at Santa Barbara, University of Toronto, Harvard and Oxford. He currently teaches in the University of Cape Town`s EMBA programme. His books include: The Evaluation of Cultural Action; Letters from Quebec; Understanding the Global Economy; The Dilemmas of Social Democracies; Gandhi and the Future of Economics; Rethinking Thinking; Unbounded Organizing in Community; and The Nurturing of Time Future. His new book, written with the assistance of Gavin Andersson, Economic Theory and Community Development: Why Putting Community First Is Essential for Survival, is now available from the publisher, Dignity Press, and from Amazon and other major booksellers, as a print book and as an eBook. howardri@earlham.edu


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This article originally appeared on Transcend Media Service (TMS) on 31 Jan 2022.

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